Características de un buen director de restaurantes

Características de un buen director de restaurantes

El director de un restaurante es el responsable de que todo funcione a la perfección.

Por el cargo que ocupa en la organización de una empresa, tiene la potestad para dirigir y orientar a sus empleados, para imponer los métodos de trabajo que considere oportunos en cada momento y para decidir de qué manera se ofrecen los productos y servicios del negocio. 

Actualmente muchos restaurantes solicitan directores de restaurantes con buenas cualidades y con un cierto bagaje en las actividades del sector. ¿Por qué? Porque contar con un profesional así en un equipo de trabajo es imprescindible para llegar al éxito.

El número de candidatos también ha sufrido un notable repunte en los últimos meses, y esto ha ayudado a que la criba para encontrar al mejor candidato sea más complicada.

La pandemia ha obligado a los diversos establecimientos hosteleros a reinventarse, aunque también es cierto que el sector de la restauración siempre ha sido emprendedor, dinámico y adaptable a las circunstancias del momento. Y no iba a ser menos ahora. Además, la actividad hostelera ha vuelto a reactivarse gracias a la progresiva supresión de restricciones a causa del Covid-19 y parece que todo volverá a su cauce natural en poco tiempo.

Para ser un buen director de restaurante es imprescindible reunir unas determinadas características y una serie de habilidades que gobiernen por encima de todo.

1. Empatía y trabajo en equipo

Si un director no demuestra empatía para con sus trabajadores, es prácticamente imposible que estos le otorguen la autoridad moral para dirigir un restaurante. Por ello, es importante que muestre comprensión por situaciones que puedan darse o por problemas que puedan surgir en cualquier momento de la jornada laboral. 

Esta actitud le otorga al director de cualquier restaurante un valor añadido a su trabajo; al margen de ser el líder del restaurante, el hecho de que sea capaz de trabajar en equipo refuerza las posibilidades de éxito de la empresa, y en consecuencia, esto repercute en la manera de trabajar de sus empleados.

2. Uso de la tecnología

La tecnología debe ser declarada como una ayuda para todo el equipo de trabajo, no como una herramienta de control. La revolución tecnológica que se ha producido en todo el sector de la hostelería ha dado paso a la digitalización de diversos procesos y acciones del negocio, obligando al director del restaurante a usarla de manera correcta.

Asimismo, un buen director debe de estar en constante actualización de conocimientos y tendencias que aplicar a su establecimiento, así como a buscar novedades para que el restaurante esté a la vanguardia de procesos y tareas. De esta manera, se puede conseguir una diferenciación respecto de los competidores más directos.

3. Buenas habilidades comunicativas

Si antes hemos mencionado la importancia de que el director se involucre en las actividades del personal, igual de crucial es que las órdenes y las consignas se den de manera adecuada. Transmitir directrices en el momento y lugar oportuno marca la diferencia entre un buen director y un mal director de restaurante. En este sentido, cabe destacar que sea capaz de levantar el ánimo en momentos comprometidos y de motivar a los trabajadores cuando más lo necesiten. 

En suma, dirigir como es debido una empresa, en este caso un restaurante, es imposible si no se cuenta con buenas habilidades comunicativas y con una capacidad de liderazgo.

4. Dominio de idiomas

Para ser capaz de gestionar, no solo las peticiones de los clientes, sino también a equipos de trabajo cada vez más multiculturales, es imprescindible controlar varios idiomas. Las directrices deben ser entendibles para todos los miembros de una plantilla, porque de esta manera, es mucho más fácil que un negocio marche hacia adelante.

En el caso de España, la gastronomía atrae a turistas, a profesionales y a nuevos talentos de todo el mundo. Por ello, el director de un restaurante debe ser capaz de dominar distintos idiomas para sacar lo mejor de cada uno de ellos.

5. Gestión de resolución de problemas

Un buen director también ha de saber valorar la gravedad de los problemas a resolver, así como la urgencia que emana de los mismos. En cualquier negocio hostelero, aparecen contratiempos y problemas a diario que hay que saber gestionar: la toma de decisiones en la rotación de los trabajadores, un plato mal servido, el nivel de higiene del local, pagar los salarios cuando se acerca el momento, etc.

6. Alto grado de autonomía

En el desarrollo de sus obligaciones y cometidos un director de restaurante debe ser autónomo, debe cumplir con su misión sin esperar órdenes de forma asidua y realizar sus tareas sin que nadie deba repetirselas. 

Esta es una característica imprescindible para puestos de dirección o con un alto grado de responsabilidad. ¿En qué lugar queda un profesional al que han de repetirle día tras día cómo ha de hacer aquello que ha de hacer?

En suma, estar al mando de cualquier unidad de negocio exige una planificación y una delegación de las tareas a realizar. Un establecimiento hostelero tiene muchos cometidos en el día a día, y la responsabilidad de que estos se ejecuten de la mejor manera posible recae sobre el director del restaurante. 

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